jueves, 13 de septiembre de 2018

La puerta blanca


La puerta blanca

   Ella sabía perfectamente que estaba prohibido. Muy pocos podían traspasar aquella puerta blanca. Sin embargo,  seguía con la idea fija, podía ser la primera, podía ayudar a otras. Estaba cansada de permanecer entre esas cuatro paredes pensando, en forma constante, que nunca, nunca, podría atravesar esa puerta.
   Jamás estaba cerrada con llave, ¿por qué hoy no podía ser el gran día en que se atreviera a romper con la prohibición social de traspasarla? Cuando las luces estuvieran apagadas y todos estuvieran durmiendo, lo haría, abriría la puerta blanca.
   Las horas corrían en forma lenta y el tic-tac del reloj de la habitación se tornaba cada vez más insoportable, hasta que al fin dieron las veintitrés. Se apagaron las luces; ella permaneció detrás de la puerta de su cuarto, en silencio, casi sin respirar, con el corazón agitado, esperando. Aguardaba  el momento en que sintiera  menos miedo, esperaba no escuchar sonidos, esperaba que bajara su ritmo cardíaco, esperaba como había esperado tantos años que la trataran mejor, que la reconocieran como mujer. Esperaba.
   Estuvo así una hora, o dos, había perdido toda noción del tiempo. Finalmente se decidió y abrió lentamente la puerta de su cuarto. Empezó a caminar, parando a cada instante y mirando a su alrededor. Esa madrugada,  el pasillo angosto, oscuro, de paredes descascaradas por el paso del tiempo, le pareció interminable pero ella seguía avanzando hacia su destino.
   Cuando llegó a la puerta blanca, en forma precipitada se dio vuelta, había sentido ruidos en el otro extremo. Su corazón latía muy fuerte, apoyó la espalda contra la pared y  contuvo la respiración. Había sido una falsa alarma.
  Esperó unos minutos más y estiró el brazo en forma lenta hacia el picaporte, volvió a mirar atrás, el miedo la invadía, respiró profundo, lo hizo girar. Dudó, se sintió aterrada, tembló, sintió que las piernas ya no la sostenían pero a pesar de todo, empujó con suavidad y abrió la puerta prohibida.


1 comentario:

  1. ¡Toda la tensión que sabés poner en tu narrativa está volcada en este relato con final abierto!
    ¡Te admiro!

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